
En medio de un clima de tensión política y con la independencia como telón de fondo, Groenlandia celebra este martes elecciones legislativas para renovar los 31 escaños del Inatsisartut, el parlamento local. La campaña electoral ha estado marcada por la influencia del presidente estadounidense Donald Trump, quien ha manifestado abiertamente su interés en adquirir este territorio danés.
Con una superficie cubierta en un 80% por hielo y una población de apenas 57.000 habitantes, mayoritariamente inuit, Groenlandia se encuentra en la mira de grandes potencias debido a sus ricos recursos minerales y energéticos. La isla posee hidrocarburos y tierras raras fundamentales para la transición energética, lo que ha despertado la codicia de Trump, quien asegura que Estados Unidos debe hacerse con el territorio "de una forma u otra".
La injerencia de Trump y el rechazo de los groenlandeses
La insistencia del republicano ha generado reacciones encontradas entre la población. Mientras algunos consideran que ha puesto a Groenlandia en el centro del escenario internacional, otros ven con preocupación su intromisión.
"Trump pone a Groenlandia en el mapa, pero no lo queremos aquí", expresa Hans Kaali Davidsen, residente de Nuuk.
Según una encuesta publicada en enero, un 85% de los groenlandeses rechaza la idea de formar parte de Estados Unidos. Rene Olsen, un trabajador del sector naval, fue tajante en su postura: "¡Que se joda Trump! No queremos ser estadounidenses. Es tan arrogante".
Pese a ello, algunos políticos ven en Washington un aliado estratégico. Juno Berthelsen, del partido nacionalista Naleraq, considera que el apoyo de Estados Unidos podría ser clave en las futuras negociaciones con Dinamarca.
Independencia: un sueño con obstáculos
La independencia de Groenlandia es un anhelo compartido por la mayoría de sus ciudadanos, pero el debate gira en torno al cuándo y cómo.
El partido opositor Naleraq aboga por una ruptura inmediata con Dinamarca, mientras que la coalición gobernante, integrada por Inuit Ataqatigiit (IA) y los socialdemócratas de Siumut, condiciona la independencia al fortalecimiento económico.
Actualmente, Groenlandia depende en gran medida de la pesca, que representa casi todas sus exportaciones, y de un subsidio anual de 530 millones de euros que recibe de Dinamarca, equivalente al 20% del PIB local. Algunos independentistas confían en que la explotación de recursos minerales pueda garantizar la autosuficiencia económica de la isla, pero los expertos advierten sobre los altos costos de explotación y la falta de infraestructura.
El papel de Dinamarca y el temor a Trump
Dinamarca mantiene el control sobre la política exterior, la defensa y la moneda de Groenlandia, y aunque ha aceptado ciertas aspiraciones autonomistas, no está dispuesta a ceder fácilmente.
La injerencia de Trump ha fortalecido a quienes prefieren seguir bajo el amparo danés. Kornelia Ane Rungholm, una funcionaria municipal de Qaqortoq, admite que su postura ha cambiado: "Ya no quiero la independencia porque Trump se apoderará de nosotros de inmediato".
A pocas horas del inicio de la votación, Trump publicó en su red Truth Social un mensaje prometiendo "seguridad y prosperidad" a los groenlandeses si se suman a "la Mayor Nación del mundo". Aunque su influencia polariza el debate, los analistas coinciden en que su intromisión no alterará significativamente el resultado electoral.
Las urnas han abierto en Nuuk y otras localidades, mientras Groenlandia decide su futuro en un contexto de tensión geopolítica y creciente interés internacional por sus recursos naturales.
Para más información y actualizaciones sobre esta y otras noticias, mantente en sintonía con www.laspalomastv.com