El presidente de El Salvador, Mauricio Funes, escucha una pregunta durante una conferenca de prensa, en Ciudad de Guatemala, el 13 de febrero de 2012.Funes, quien asumió la presidencia en 2009 por el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), fue reconocido por sus políticas sociales, incluidas iniciativas de perdón y reconciliación por las víctimas de la guerra civil salvadoreña (1980-1992). Sin embargo, su mandato también estuvo marcado por escándalos de corrupción, y tras dejar el cargo en 2014, fue acusado de malversar millones de dólares.
En 2016, Funes huyó a Nicaragua tras ser señalado por el gobierno salvadoreño por malversación de 351 millones de dólares. En 2019, el presidente nicaragüense Daniel Ortega le otorgó la nacionalidad nicaragüense. Funes enfrentaba cinco procesos penales pendientes en El Salvador, entre ellos acusaciones por malversación de fondos, lavado de dinero y vínculos con grupos criminales. En 2023, fue condenado a 14 años de prisión por su papel en una tregua con pandillas, y en 2024 a otros ocho años por lavado de dinero tras un escándalo relacionado con una empresa guatemalteca.
Durante su tiempo en el exilio, Funes también vio la condena de su exesposa, Vanda Pignato, a tres años de prisión por malversación de fondos públicos. Otros exfuncionarios de su gobierno también fueron sentenciados a largas penas por su implicación en actos de corrupción.
Funes, periodista de formación, fue una figura controvertida tanto en la política como en la justicia, dejando un legado dividido en El Salvador.
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