En un centro comercial de Pekín, Zhang Yachun, una joven de 19 años, confía sus pensamientos y sentimientos a su inseparable compañero: un robot peluche con inteligencia artificial. A través de suaves sonidos y respuestas interactivas, este dispositivo le brinda la sensación de no estar sola, una necesidad que Zhang, quien ha lidiado con la ansiedad y dificultades para hacer amigos, ha encontrado en su mascota virtual BooBoo.
BooBoo, un robot en forma de conejillo de indias creado por la empresa Hangzhou Genmoor Technology, se vende a 1,400 yuanes (aproximadamente 190 dólares) y es uno de los dispositivos más populares que buscan aliviar el aislamiento social, especialmente en la población joven de China. Desde su lanzamiento en mayo, se han vendido más de 1,000 unidades de este robot, diseñado principalmente para las necesidades sociales de los niños, aunque también ha ganado popularidad entre adultos como Zhang.
El robot no solo proporciona compañía, sino que también cumple un papel emocional similar al de un amigo humano. "Hace que sientas que eres importante y querido", asegura Zhang, quien incluso le ha comprado a BooBoo un pequeño abrigo de perro. Ella lleva a su compañero a todas partes, incluso en una bolsa de bandolera.
El mercado de los "robots sociales" está experimentando un auge en China. Según la consultora IMARC Group, se espera que este sector crezca hasta alcanzar los 42,500 millones de dólares para 2033, siendo Asia la región líder en este ámbito.
Por su parte, Guo Zichen, de 33 años, cree que los robots domésticos también pueden ayudar a compensar el tiempo que los padres no pasan con sus hijos debido a las intensas demandas laborales. Un ejemplo de estos robots es el "Baby Alpha", un perro robot fabricado por la empresa Weilan, que se vende por 26,000 yuanes (3,500 dólares) y está dirigido principalmente a familias con niños pequeños.
A pesar de las ventajas tecnológicas de estos robots, Guo se muestra escéptico respecto a su capacidad para reemplazar la alegría y la conexión emocional de un animal real. "Los perros reales tienen un alma", afirma.
Este fenómeno de la inteligencia artificial en productos destinados a cubrir necesidades emocionales ha crecido en China debido a varios factores, entre ellos los efectos de la política del hijo único. Las personas que crecieron bajo esta política, ahora en sus 40s, a menudo enfrentan una vida laboral muy competitiva que deja poco espacio para las interacciones sociales, lo que ha generado un vacío emocional que los robots intentan llenar.
Zhang Peng, padre de Zhang Yachun, reconoce que, a pesar de la diferencia generacional, comprende la importancia de "Aluo" para su hija. "Hoy en día, los jóvenes urbanos tienen mucha presión, y eso puede hacerles difícil encontrar amigos", comenta.
Zhang Yachun, hija única, afirma que su robot le ha ayudado a abrirse más con sus padres, superando las dificultades para comunicarse de manera directa. "Aunque es difícil hablar cara a cara, lo que siento en el fondo sigue siendo lo mismo", concluye mientras acaricia a su mascota virtual.
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