Si Dios nos amó de esta manera, también nosotros debemos amarnos unos a otros. A Dios nadie lo ha visto nunca. Si nos amarnos unos a otros, Dios permanece en nosotros y su amor ha llegado en nosotros a su plenitud. En esto conocemos que permanecemos en él, y él en nosotros: en que nos ha dado de su Espíritu. Y nosotros hemos visto y damos testimonio de que el Padre envió a su Hijo para ser Salvador del mundo. Quien confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios. Y nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él. Dios es amor, y quien permanece en el amor permanece en Dios, y Dios en él. En esto ha llegado el amor a su plenitud con nosotros: en que tengamos confianza en el día del juicio, pues como él es, así somos nosotros en este mundo. No hay temor en el amor, sino que el amor perfecto expulsa el temor, porque el temor mira el castigo; quien teme no ha llegado a la plenitud en el amor.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 71,1-2.10-11.12-13
R/. Se postrarán ante ti, Señor, todos los pueblos de la tierra
Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según San Marcos (6,45-52):
Palabra del Señor.
MENSAJES:
MENSAJE ESPIRITUAL DE LA PRIMERA LECTURA:
El apóstol Juan nos recuerda que Dios es amor y que debemos amarnos unos a otros como signo de su presencia en nosotros. Este amor no es superficial; es un amor pleno que expulsa el temor, especialmente en el día del juicio. Quien permanece en el amor vive en Dios, y Dios en él. Este mensaje nos invita a confiar en la fuerza del amor divino para vencer miedos y vivir en comunión con Dios.
MENSAJE ESPIRITUAL DEL SALMO:
El Salmo exalta a Dios como el Rey justo que libra a los pobres y afligidos. Los reyes de la tierra se postrarán ante Él, reconociendo su poder y misericordia. Este llamado nos motiva a confiar en la justicia de Dios, que defiende a los humildes y extiende su protección a los más vulnerables.
MENSAJE ESPIRITUAL DEL EVANGELIO:
Jesús camina sobre las aguas hacia sus discípulos, quienes estaban luchando contra un viento contrario. Su mensaje de ánimo, "Soy yo, no tengáis miedo", refleja su constante presencia y poder en medio de nuestras tormentas. Al entrar en la barca, el viento cesa, recordándonos que en los momentos de dificultad, Jesús nos invita a confiar plenamente en Él, quien calma nuestras tempestades interiores.