Bashar al-Assad, presidente de Siria, ha huido apresuradamente a Moscú tras el colapso de su régimen durante un relámpago ofensivo de grupos rebeldes. Este acontecimiento marca un revés significativo para Rusia e Irán, los principales aliados internacionales de Assad, que no pudieron contener el avance rebelde.
El colapso del poder de Assad no solo expone los límites de la influencia rusa en Siria, sino que también representa un golpe para la imagen de Vladimir Putin en el escenario global, en un momento crucial para el Kremlin mientras enfrenta presiones internacionales por la guerra en Ucrania.
La relación de Rusia con Siria: una alianza histórica
Desde la era de la Unión Soviética, Rusia ha mantenido una estrecha alianza con la familia Assad. En 2015, cuando el régimen de Bashar Assad estaba al borde del colapso en medio de la guerra civil, Rusia lanzó una intervención militar masiva que permitió al gobierno sirio recuperar gran parte del territorio perdido.
Las bases militares rusas en Hemeimeem y Tartus jugaron un papel crucial en las operaciones del Kremlin, consolidando su presencia en el Oriente Medio. Además, la campaña militar en Siria fortaleció el prestigio de Rusia y proporcionó experiencia en combate a sus fuerzas armadas.
El rápido colapso del régimen de Assad
Pese a años de apoyo ruso e iraní, el régimen de Assad no pudo resistir la reciente ofensiva rebelde, agravada por la crisis económica y la desmoralización de las fuerzas armadas sirias. El despliegue limitado de recursos por parte de Moscú, debido a la guerra en Ucrania, y las restricciones de Irán, sumergidos en sanciones internacionales, contribuyeron al colapso.
Alexander Dugin, ideólogo cercano al Kremlin, calificó la caída de Assad como "un golpe doloroso" para Rusia, resaltando la rapidez con la que el régimen colapsó a pesar del apoyo masivo recibido durante años.
El futuro de los activos rusos en Siria
Con la salida de Assad, las bases militares rusas en Siria, consideradas estratégicas, enfrentan un futuro incierto. Aunque los nuevos líderes sirios han prometido no atacar estas instalaciones, la influencia rusa en la región podría verse comprometida.
Analistas internacionales destacan que la pérdida de Siria como aliado podría debilitar la posición de Rusia en futuras negociaciones globales, especialmente respecto a Ucrania.
Impacto global y regional
La caída de Assad afecta directamente al prestigio del Kremlin, que podría soportar su postura en otros conflictos para evitar aparecer debilidad. Al mismo tiempo, abre interrogantes sobre la capacidad de Rusia para mantener su rol como actor clave en el Oriente Medio.
La situación en Siria también podría redefinir las dinámicas regionales, especialmente en el contexto de las relaciones de Rusia con Irán, Turquía y los Estados Unidos.
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