En unas elecciones presidenciales marcadas por la intensa contienda entre Donald Trump y Kamala Harris, Jill Stein, candidata del Partido Verde, se presenta como un factor inesperado que podría afectar los resultados. A pesar de que los sondeos la sitúan en un bajo 1% de apoyo, su presencia en las boletas de estados clave como Pensilvania, Wisconsin y Michigan podría ser crucial. En estos estados, la diferencia entre Harris y Trump es de menos de un punto porcentual, lo que recuerda a los demócratas el impacto que Stein tuvo en las elecciones de 2016, donde sus votos en estos mismos estados contribuyeron a la victoria de Trump.
Stein, quien ha criticado abiertamente la política exterior de la administración Biden y el apoyo a Israel en el conflicto de Gaza y Líbano, ha logrado captar la atención de votantes árabes-musulmanes y jóvenes progresistas descontentos con el rumbo actual del Partido Demócrata. Según un estudio reciente, Stein es incluso más popular que Harris entre los árabes-musulmanes predominantes en Michigan y Wisconsin.
La campaña de Stein ha atraído reacciones polarizadas, incluyendo un respaldo inesperado de David Duke, exlíder del Ku Klux Klan, aunque ella misma rechazó esta asociación. Su mensaje de oposición a las guerras en el Medio Oriente y Ucrania resuena con aquellos que buscan una alternativa a los dos principales partidos políticos.
Mientras tanto, el Partido Demócrata ha intensificado sus esfuerzos para minimizar el impacto de Stein en su base electoral. Desde el 12 de octubre, han lanzado anuncios advirtiendo que un voto por Stein equivale a un voto por Trump, tratando de recuperar a los votantes que podrían ser seducidos por la candidatura de la ecologista.
Además de Jill Stein, otros candidatos de terceros partidos también buscan influir en la elección, como el independiente Cornel West y Chase Oliver del Partido Libertario, quienes comparten algunas posturas críticas hacia la política de Harris y podrían restablecerle votos.
En un ambiente electoral donde cada voto cuenta, el efecto de Jill Stein y su capacidad para atraer a votantes descontentos podría ser un factor determinante en la contienda por la presidencia.
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