Dirigencia del PLD está inmersa en celebración de su X Congreso.La crisis en el PLD comenzó a gestarse en 2019, cuando Leonel Fernández, entonces presidente de la organización, alegó que había sido víctima de un “fraude” en las primarias que dieron la victoria a Gonzalo Castillo. Esta situación desencadenó la salida de Fernández y de un grupo significativo de altos dirigentes, como Rafael Alburquerque y Rubén Maldonado, quienes formaron la Fuerza del Pueblo. Esta fractura no solo marcó un antes y un después en el PLD, sino que también transformó el panorama político dominicano.
Desde las elecciones de 2020, la fuga de miembros del PLD ha continuado. Figuras claves, como Bautista (Bauta) Rojas, Félix Bautista y Franklin Peña, se han unido a las filas de la Fuerza del Pueblo. Otros, como María E. Suárez Alcalá, dieron el salto hacia el Partido Revolucionario Moderno (PRM), argumentando que el nuevo gobierno traería un “cambio para bien” en el desarrollo del país.
Aunque en 2022 parecía que la situación se estabilizaba, la elección de Abel Martínez como candidato presidencial del PLD en 2023 reavivó las tensiones. Exlegisladores como Víctor Suárez, Eddy Montás y Arístides Victoria Yeb comenzaron a abandonar el partido.
A mediados de septiembre de este año, el PLD tomó la decisión de expulsar a Carlos Amarante Baret, un miembro influyente del comité político, después de que cuestionara públicamente la permanencia de Danilo Medina como líder del partido. La expulsión de Amarante Baret provocó una ola de renuncias, siendo la más destacada la de Domingo Contreras, excandidato a la alcaldía del Distrito Nacional. En su carta de renuncia, Contreras expresó su preocupación por el debilitamiento del PLD y la falta de oportunidades para formar una alianza opositora.
Claudia Rita Abreu Herrera también se sumó a las renuncias, dirigiendo una misiva a Danilo Medina en la que argumentó que el partido había olvidado su papel opositor y que su élite se había acercado al gobierno. Abreu Herrera destacó que las crisis internas han estado afectando al PLD de manera continua desde 2019, con un incremento notable en los últimos dos años.
La serie de deserciones y la continua fragmentación del PLD plantean serias preguntas sobre su futuro en el panorama político dominicano. Con una base cada vez más descontenta y una dirección cuestionada, el PLD enfrenta el desafío de redefinir su identidad y su propósito si espera recuperar la confianza de sus militancia.
A medida que el partido se adentra en su congreso, es crucial que los líderes del PLD reflexionen profundamente sobre su rumbo y establezcan una estrategia clara para afrontar los desafíos que se avecinan. Sin una cohesión interna y una visión renovada, el PLD podría perder su relevancia en la política dominicana en los próximos años, lo que podría tener repercusiones.
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