La ola de violencia desatada en el estado de Sinaloa, México, ha cobrado la vida de 30 personas, incluidos dos militares, en los últimos días. El secretario saliente de la Defensa Nacional (Sedena), general Luis Cresencio Sandoval, confirmó el martes que desde el 9 de septiembre hasta la fecha se han registrado estos trágicos eventos en la ciudad de Culiacán y sus alrededores.
Los enfrentamientos armados se han producido entre dos facciones rivales del Cártel de Sinaloa. Por un lado, "Los Chapitos," los hijos del exlíder Joaquín “El Chapo” Guzmán, y por el otro, los seguidores de Ismael “El Mayo” Zambada, uno de los principales capos del narcotráfico. Esta confrontación ha generado un estado de terror entre la población, a pesar de la presencia de más de 2,000 efectivos de las Fuerzas Armadas y la Guardia Nacional en la región.
Según el general Sandoval, los choques han resultado en la muerte de un oficial y un soldado del ejército, además de nueve militares heridos. Durante las operaciones de seguridad, las autoridades han detenido a 30 presuntos miembros de las organizaciones delictivas y han confiscado una considerable cantidad de armamento y vehículos.
La violencia ha tenido un impacto devastador en la economía local. Las empresas y comercios de Culiacán, una ciudad con cerca de un millón de habitantes, han experimentado una paralización significativa. La Cámara Nacional de la Industria de Transformación reporta que el sector hotelero enfrentó cancelaciones de reservas del 90%, y se espera que las ventas se recuperen lentamente.
A pesar de la decisión de las autoridades educativas de Sinaloa de reanudar las clases, la población no ha acatado completamente esta medida. La secretaria de Educación de la entidad, Catalina Esparza Navarrete, expresó su frustración con el alto ausentismo escolar, destacando su propio viaje sin medidas de seguridad adicionales como un ejemplo de la falta de percepción del peligro.
El general Jesús Leana Ojeda, comandante de la tercera región militar, admitió que la calma en Sinaloa “depende de los grupos antagónicos” y no solo de las fuerzas de seguridad. Mientras tanto, el presidente Andrés Manuel López Obrador aseguró que las fuerzas armadas están trabajando para proteger a la población y evitar enfrentamientos entre los grupos delictivos.
La estrategia de seguridad del presidente López Obrador, que ha priorizado evitar confrontaciones directas con los cárteles y ha apostado por programas sociales para jóvenes, ha sido criticada tanto a nivel nacional como internacional. La presidenta electa, Claudia Sheinbaum, ha indicado que continuará con la misma política de seguridad de su predecesor.
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