El ambiente era propio de un entierro, con la particularidad del sonar a todo volumen de una bachata con letras melancólicas, en la patana naranja en la que era llevado el occiso.
“Ese era mi bebé, mi niño, mi sobreviviente de una cirugía de corazón abierto, tanto que sufrió para terminar así”, lloraba afligida sobre su ataúd quien aparentaba ser su abuela, momentos antes de que la familia exigiera la salida de la prensa del área de su sepultura.
Richard, de 25 años, fue descrito por su padre, Alberto Estrella, como un joven trabajador.
Lo desligó del hecho, alegando que, tal vez, si lo dejaban vivo, pudo haber aportado al caso.
En una patana y al ritmo de una bachata, trasladaron los restos de Richard Estrella Arias al cementerio.
Entierro de Belliard
El segundo de los fallecidos, según su familia ejecutado por la policía, Johan Eduardo Belliard Aybar, también fue sepultado ayer domingo al mediodía.
Sin embargo, la familia se resistió a la presencia de los medios de comunicación, tanto en el momento del velatorio como en la sepultura, alegando sentirse lacerados por los señalamientos hacia ellos a raíz de las declaraciones en vida de su madre, Maribel Belliard.
El ambiente en su entierro era tenso, además de que pocas personas acompañaron el trayecto del carro fúnebre color gris a su llegada al cementerio Cristo Redentor.
Velatorios
Los restos de los dos supuestos asaltantes fueron velados en escenarios diferentes. La tarde del sábado, en una estrecha calle del sector El Hoyo, Santo Domingo Oeste, fue velado Eduardo Belliard Aybar, con botellas de cerveza, familiares y amigos.
Mientras tanto, Richard Estrella Arias, de 25 años, fue velado en silencio en la funeraria Protectora El Edén de Herrera.