Las proyecciones indican que 10,8 millones de personas mayores vivirán solas en 2050, lo que representa el 20,6% de los hogares, un aumento significativo con respecto al 13,2% registrado en 2020, cuando 7,37 millones de ancianos vivían solos.
Este aumento se atribuye en parte a la tendencia de los jóvenes japoneses a casarse más tarde o a decidir no tener hijos debido a la falta de medios para asegurar su educación. Esta realidad demográfica plantea desafíos significativos, ya que el creciente número de personas mayores aumenta los costos de la atención médica y las ayudas a la dependencia, mientras que la población activa disminuye.
Aunque muchos ancianos cuentan con hijos o familiares que pueden cuidarlos, se espera que en las próximas décadas aumente la proporción de hogares formados por una persona mayor sin hijos que viva sola, a medida que disminuye el número de familiares capaces de brindar cuidados.
Estas tendencias demográficas se reflejan en la disminución de la población japonesa, que se redujo en 595,000 habitantes en 2023, alcanzando los 124 millones. Esta caída fue compensada en parte por la llegada de extranjeros, ya que la población de nacionales japoneses disminuyó en 837,000 personas, llegando a los 121 millones.
A pesar de los esfuerzos del gobierno japonés por frenar el declive demográfico, estas tendencias continúan presentando desafíos significativos para el país.