Los pequeños, identificados como Kimberly y "Pepe", se encontraban de vacaciones en el país, procedentes de Estados Unidos, bajo el cuidado de una amiga de sus madres. La desesperación se apoderó del lugar cuando el fuego consumió la vivienda, cobrando la vida de los niños y del valiente adulto que intentó salvarlos, identificado como Miguel Ureña, esposo de la mujer que cuidaba a los menores.
Gertrudis Taveras, propietaria de la vivienda donde ocurrió la tragedia, relató el angustiante momento. Mientras buscaba una manguera y llamaba a los bomberos, se percató del incendio que rápidamente se propagaba. Aunque algunos residentes lograron salir ilesos, el fuego se tornó incontrolable y cobró vidas humanas antes de que los servicios de emergencia pudieran llegar.
El vecino Jefri Fernández, testigo de la tragedia, informó que el Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif) llegó al lugar para levantar los cuerpos alrededor de las 11 de la mañana. A pesar de los esfuerzos por contener el fuego, se presume que la causa del incendio fue un cortocircuito en un abanico que se encontraba en la habitación donde dormían los niños.
La comunidad está consternada por la pérdida de vidas tan jóvenes y valiosas. La solidaridad y el apoyo se han extendido hacia las familias afectadas en este momento de profundo dolor.