La policía detiene una camioneta para inspeccionarla en Puerto Príncipe, Haití, el lunes 22 de abril de 2024.A pesar de este panorama sombrío, un consejo de transición encargado de seleccionar un nuevo primer ministro y gabinete para el país ha decidido realizar una ceremonia de juramentación en el propio palacio. Sin embargo, implementar medidas de seguridad sólidas se ha convertido en un desafío considerable, con tiroteos diarios y la presencia constante de pandillas.
La decisión de llevar a cabo la ceremonia en el palacio puede interpretarse como un intento de afirmar la autoridad del gobierno frente a las pandillas, que han atacado el edificio en el pasado y han amenazado con interrumpir la ceremonia.
La violencia en las calles de Puerto Príncipe ha cobrado un alto costo humano, con más de 2.500 personas muertas o heridas en los primeros tres meses del año, según un informe de la ONU. La situación ha llevado a un llamado urgente de la enviada especial de la ONU para Haití, María Isabel Salvador, quien instó a una acción inmediata para restablecer la seguridad en el país.
Las pandillas, que han operado durante mucho tiempo en Haití, ahora controlan la mayoría de Puerto Príncipe y han llevado a cabo ataques coordinados que han paralizado la capital y sus alrededores. La situación se ha visto agravada por la quema de instalaciones policiales y hospitalarias, así como por la fuga masiva de prisioneros de las principales cárceles del país.
La incertidumbre y el peligro son la norma en las calles de Puerto Príncipe, donde la población lucha por lograr una sensación de seguridad y estabilidad en medio del caos y la violencia desenfrenada.