Las Palomas, una comunidad pacífica y apacible en el municipio de Licey al Medio, provincia de Santiago de los Caballeros, se ha visto sacudida por una tragedia que no puede ser ignorada. En una conversación franca con las cámaras de Carlos Miguel Fernández, Alfonso Álvarez, un líder comunitario, reveló una verdad escalofriante que ha estado oculta durante demasiado tiempo: más de 30 personas han muerto de manera repentina debido a los químicos emitidos por la fábrica de pinturas Eagle Paint.
Estas muertes no son simplemente estadísticas; son vidas perdidas, historias truncadas y familias destrozadas por la negligencia y la indiferencia. Son vecinos que han respirado el aire contaminado durante años, sin saber que cada inhalación los acercaba más a un destino trágico e injusto. Son hijos, padres, hermanos y amigos que ya no están, dejando un vacío imposible de llenar en la comunidad.
Las autoridades han ignorado durante demasiado tiempo las advertencias y denuncias de la comunidad de Las Palomas. Han permitido que la fábrica de pinturas opere impunemente, a pesar de las crecientes pruebas de que sus actividades están causando daño irreparable a la salud de las personas y al medio ambiente. Las vidas perdidas no pueden ser ignoradas ni olvidadas. Cada una de estas tragedias es un recordatorio doloroso de la urgente necesidad de justicia y cambio.
Alfonso Álvarez no está dispuesto a permitir que estas muertes sean en vano. Su voz es un llamado desgarrador a la acción, un grito de indignación y dolor por las vidas perdidas y las vidas en peligro. No se puede tapar el sol con un dedo; las muertes causadas por la contaminación de la fábrica de pinturas Eagle Paint no pueden ser ignoradas ni trivializadas. Es hora de que las autoridades asuman su responsabilidad y tomen medidas concretas para proteger a la comunidad de Las Palomas y poner fin a esta tragedia sin sentido.
Las Palomas llora a sus muertos, pero también se levanta en unidad y determinación. La lucha por la justicia ambiental continúa, alimentada por el recuerdo de aquellos que ya no están y el compromiso inquebrantable de proteger a aquellos que aún quedan. Las vidas perdidas no serán olvidadas. Las Palomas seguirá luchando hasta que se haga justicia y se ponga fin a la contaminación que ha cobrado un precio tan devastador en la comunidad