Según Bonilla, algunas especies en la Antártida emiten sonidos que son comparables a "naves espaciales" y otros zumbidos impresionantes. La investigación no solo busca comprender el comportamiento de la vida marina, sino también evaluar el impacto de la actividad humana y la contaminación ambiental en estos ecosistemas.
La información recopilada se utilizará para respaldar la propuesta de convertir la Península Antártica en un área marina protegida, promovida por Chile y Argentina desde 2012. Además, los datos ayudarán en investigaciones geofísicas al captar desde frecuencias bajas relacionadas con movimientos telúricos y deshielo hasta frecuencias más altas asociadas con animales de diferentes tamaños. La expedición también busca instalar conciencia sobre la importancia de preservar este entorno único.