En un artículo de opinión, el Dr. Bjorn Lomborg aborda la tendencia de los países ricos de desviar fondos destinados al desarrollo hacia el gasto en cambio climático. Lomborg destaca que, a pesar de los avances en la lucha contra la pobreza y el hambre, gran parte del mundo sigue sumido en la pobreza extrema y enfrenta desafíos fundamentales.
El Banco Mundial, cuyo propósito principal es ayudar a las personas a salir de la pobreza, ha anunciado que destinará el 45% de su financiación al cambio climático, lo que equivale a alrededor de 40.000 millones de dólares anuales. Lomborg critica esta decisión, argumentando que desviar fondos del desarrollo hacia el cambio climático es una mala elección.
El autor señala que muchos países pobres necesitan desesperadamente acceso a energía barata y abundante para facilitar la industrialización, el crecimiento y las oportunidades. Sin embargo, la atención y los recursos se están desviando hacia iniciativas climáticas en lugar de abordar problemas más inmediatos relacionados con la pobreza.
Lomborg sostiene que, si bien el cambio climático es una preocupación real, los datos muestran que invertir en prioridades básicas de desarrollo tiene un impacto mucho más rápido y significativo que destinar fondos al cambio climático. Además, destaca que el cambio climático no representa el fin del mundo y que las inversiones en desarrollo pueden hacer que los países sean más resistentes a los desafíos climáticos.
En conclusión, Lomborg aboga por abordar el cambio climático de manera inteligente, invirtiendo a largo plazo en investigación y desarrollo de energías verdes. También critica la hipocresía de los países ricos que, a pesar de depender en gran medida de los combustibles fósiles, se muestran reacios a financiar soluciones relacionadas con estos combustibles para los países más pobres. En lugar de programas climáticos ineficientes, el autor aboga por invertir en proyectos de desarrollo eficientes que transformen y salven vidas en la mitad más pobre del mundo.