El papa Francisco bendice a los fieles desde su estudio que da a la Plaza de San Pedro, el domingo 7 de enero de 2024, en el Vaticano.
La respuesta del Dicasterio indicó que a las madres solteras que han optado por mantener a sus hijos fuera del matrimonio no se les debe impedir, sino alentar, el acceso a los Sacramentos. Se subrayó que aquellas mujeres que, en esa situación, han optado por la vida y llevan una existencia compleja debido a esa elección, deben ser alentadas a acceder a la fuerza sanadora y consoladora de los Sacramentos.
El texto también citó al Papa Francisco, quien ha reconocido la valentía de las mujeres que deciden seguir adelante con sus embarazos, destacando su respeto por la vida que llevan en su vientre. Se enfatizó que la Eucaristía es la respuesta de Dios al hambre más profunda del corazón humano y que las madres solteras no deben ser excluidas de este sacramento.
La carta instó a trabajar pastoralmente en la iglesia local para hacer comprender que el hecho de ser madre soltera no impide el acceso a la Eucaristía. También se reconoció que existen situaciones difíciles que requieren discernimiento y acompañamiento pastoral. En casos en los que la fragilidad de la situación lleva a algunas madres a recurrir a medios extremos para sostener a sus familias, la comunidad cristiana debe hacer todo lo posible para ayudarlas, en lugar de juzgarlas duramente.
La carta concluyó instando a los pastores a proponer el ideal pleno del Evangelio y la doctrina de la Iglesia, al tiempo que ayudan a los fieles a asumir la lógica de la compasión con los frágiles y evitan persecuciones o juicios demasiado duros o impacientes. El cardenal Fernández recordó las palabras del Papa Francisco sobre la importancia de comprender, consolar e integrar a las personas en dificultades, evitando imponerles normas rígidas que puedan hacerlas sentir juzgadas y abandonadas.
La respuesta del Vaticano, según el cardenal Fernández, refleja la postura del Papa Francisco de cuidar y comprender las difíciles situaciones de las personas más necesitadas, evitando actitudes machistas y dictatoriales por parte de los ministros de la Iglesia. Se enfatizó que la Iglesia debe acercar la misericordia de Dios a aquellos que la necesitan, en lugar de imponer reglas inflexibles.