El obispo católico nicaragüense Rolando Álvarez habla con la prensa en la iglesia del Santo Cristo de Esquipulas en Managua, el 20 de mayo de 2022.
La entrega de los sacerdotes a la Santa Sede se realizó mediante coordinaciones discretas y respetuosas, según indicó el gobierno nicaragüense en un comunicado. Estos religiosos fueron excarcelados y desterrados de Nicaragua, y su viaje a Roma fue posible gracias a la intervención del papa Francisco y la Secretaría de Estado de la Santa Sede.
Rolando Álvarez, obispo de Matagalpa, era una de las voces más críticas del gobierno de Ortega. Fue condenado por conspiración, propagar noticias falsas, obstrucción de la justicia y desacato a la autoridad. Además, le fue retirada la nacionalidad nicaragüense como parte de la condena.
El gobierno nicaragüense ha mantenido tensiones con la Iglesia católica, llegando a calificar a la jerarquía eclesiástica como "mafia" y a los obispos como "demonios con sotana". La liberación y envío de estos sacerdotes a la Santa Sede se da después de una serie de expulsiones y destierros de religiosos críticos del régimen.