Según portavoces de la Iglesia católica, un obispo y cinco sacerdotes fueron sacados de sus hogares y parroquias por la policía entre el 20 y el 28 de diciembre. Además, otros nueve párrocos fueron detenidos en los días siguientes en distintas partes de Nicaragua. La policía no ha confirmado ni desmentido estas denuncias.
La situación ha llevado al obispo auxiliar de Managua, monseñor Silvio Báez, a calificarla como "una feroz cacería" contra los sacerdotes. Báez, quien previamente denunció la represión policial de las protestas antigubernamentales en 2018 y recibió amenazas de muerte, se vio obligado a exiliarse en Miami.
Entre los sacerdotes detenidos se encuentra el obispo Álvarez, acusado de "traición a la patria" por negarse a ser deportado a Estados Unidos junto a 222 opositores excarcelados. También figura Isidoro Mora, obispo de Siuna, arrestado el 20 de diciembre. El paradero de ambos, junto con otros detenidos, es desconocido.
La abogada Martha Patricia Molina, experta en asuntos religiosos, sugiere que estos arrestos podrían deberse a que los sacerdotes están orando en sus misas por el obispo Álvarez. Molina también señala que algunos párrocos han mencionado la libertad y los derechos humanos en sus homilías, lo que, según ella, podría ser el motivo para deshacerse de la presencia crítica de la Iglesia.
La jurista afirma que hay un intento por "desaparecer a la Iglesia católica de Nicaragua". Informa que, junto con los sacerdotes y seminaristas detenidos, más de 20 laicos también han sido llevados por la policía.
En un comunicado, la opositora Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB) denunció que en 2023 hubo una "sistemática represión a la Iglesia católica". Llamaron a la unidad de la oposición y solicitaron a la comunidad internacional aumentar las sanciones contra el gobierno de Ortega.
Organizaciones opositoras y el grupo político Monteverde alertan sobre un posible "plan de exterminio" de la Iglesia en Nicaragua. Piden la intervención del Vaticano, y algunos temen que los religiosos detenidos sean expulsados del país, como ocurrió con 12 sacerdotes nicaragüenses en octubre.
Hasta el momento, la Santa Sede no ha emitido comentarios sobre la situación en Nicaragua. La incertidumbre y la preocupación persisten mientras la comunidad internacional observa de cerca los acontecimientos en este país centroamericano.